Monday, May 9, 2011

El Azufre

A tres kilómetros de Teapa está el balneario El Azufre, de aguas termales; cuenta con tres albercas, dos chapoteaderos, dos restaurantes, cincuenta palapas, vestidores, veinte cabañas, para pernoctar, veinte cuartos con aire acondicionado y diez hectáreas de áreas de verde. En este balneario y sus alrededores la vegetación de selva perennifolia y lo accidentado del terreno constituyen un estupendo paisaje.
Fuente: Sectur

balneario el azufre

Foto:Jonathan Saul

Esta es otra foto del balneario más al fondo del complejo turístico pero donde la alberca esta más rustica y puedes inclusive agarrar lodo de azufre que se encuentra pegado a las paredes o piedras de la alberca o al fondo de la misma, la gente por lo general se lo unta en la cara y cuerpo. la temperatura del agua se siente un poco más calida puesto que no está combinada con agua normal o potable y está se supone sobre los ojos de agua.

Las Grutas de Coconá

Con las armas listas para disparar dos hombres corren entre la selva. Los frenéticos ladridos de los perros de caza son señal inequívoca de que han encontrado una presa y le siguen el rastro. ¿Será acaso uno de los jaguares que abundan en la zona?, se preguntan. De pronto los ladridos pierden intensidad y se escuchan como un eco. Intrigados, los hermanos Rómulo y Laureano Calzada Casanova se abren camino entre la espesura hasta toparse, asombrados, con la entrada de una imponente caverna. Es un día de 1876 y la gruta de Coconá acaba de ser descubierta. Palabras más, palabras menos, esta es la historia del descubrimiento de una de las cavernas más hermosas de Tabasco: Coconá.



Cuenta la historia que el primer hombre en explorar Coconá fue el destacado científico y naturalista tabasqueño José Narciso Rovirosa Andrade, quien organizó una expedición el 20 de julio de 1892 con un grupo de alumnos del Instituto Juárez. Esta exploración tomó cuatro horas y se atribuyó a la cavidad una longitud de 492 m divididos en ocho salas muy espectaculares por sus ricas formaciones, a las que nombraron: “Salón de los Fantasmas”, “Salón Manuel Villada”, “Salón Ghiesbreght”, “Salón Mariano Bárcena” y “Salón de las Palmas”.

El guía nos muestra las extraordinarias figuras que tapizan el suelo. Primero está el monje, luego la iguana, la muela del juicio, la familia de King Kong, el racimo de plátano y la rana, entre otras, hasta llegar a un magnífico conjunto de columnas y estalagmitas que al resplandor de los reflectores y de la luz natural que entra por un hundimiento en la bóveda adquieren un aspecto fantástico y al mismo tiempo lúgubre y misterioso. Son las formaciones que dan su nombre al primer salón, el de los Fantasmas.

En este sitio la temperatura es agradable. Ello se debe a las condiciones propias de la caverna y al clima de la región que es lluvioso y fresco la mayor parte del año. De aquí en adelante, la oscuridad se torna más intensa; de hecho, es total, y si no fuera por los reflectores estaríamos sumidos en las tinieblas.

En la “Catedral Sumergida” vemos cascadas, cortinajes y columnas pétreas que confieren al recinto un carácter sobrenatural. Juan Carlos nos muestra la boca de un león, la gallina sin cabeza, la marimba y la roca llorona, figuras caprichosas que comparten espacio con otras de tamaño y constitución admirables, como la calabaza, una mole de sedimentación calcárea descrita por Rovirosa como “una verdadera maravilla”, a cuyo pie se encuentra la fuente de la juventud, una pileta rebosante de agua cristalina a la que se atribuyen poderes rejuvenecedores.

Es lamentable ver que algunas formaciones están rotas. Son el legado de los visitantes que acudieron a Coconá en las primeras décadas del siglo XX, cuando la gruta carecía de vigilancia. Afortunadamente, desde 1967, cuando las autoridades municipales y el poeta Carlos Pellicer Cámara gestionaron la construcción de andadores y su electrificación, la caverna ha estado bajo control.

La galería se reduce y entramos al “Pasillo Misterioso”. “Aquí van a sentir calor”, nos dice Juan Carlos, y vaya que tiene razón. Empezamos a sudar copiosamente mientras recorremos un sinuoso y angosto corredor, pero el espectáculo que contemplamos es fascinante, sobre todo las estalactitas el cocodrilo que viene bajando, el pejelagarto y una espléndida columna de 3.5 m de alto llamada la zanahoria gigante.

Varios reflectores están descompuestos y son pocos los que iluminan, por lo que algunas áreas de la gruta están oscuras; pero lejos de atemorizarse, los visitantes experimentan mayor emoción; eso sí, auxiliados con lámparas de mano. Yo, para mi buena suerte, llevo una linterna.

Aunque Coconá es una cavidad pequeña, reúne la belleza, el misterio y la fastuosidad que otras cavernas gigantes no tienen. Muestra de ello es el Cenote de los Peces Ciegos, impresionante pozo inundado de 25 m de diámetro que a la luz de los reflectores y visto desde un pequeño balcón parece insondable, pero hoy sabemos, gracias a los espeleonautas, que su profundidad es de 35 m y lo habitan peces de las cavernas.

De nuevo la galería gana en amplitud y en el “Salón del Viento” la cabeza del tiburón, la pierna de pavo, el perfil de un indio y la mujer sin cabeza, sin manos ni pies, se ven realzados en un juego dramático de luces y sombras. Nos sorprende saber que, en 1979, durante unas obras de excavación fueron desenterrados huesos de mamut en este sitio. ¿Cómo llegaron hasta aquí?, ¿cuál es su antigüedad? Sin duda, aún quedan muchos secretos por descubrir bajo las bóvedas de Coconá.

En el corazón de la montaña la caverna adquiere proporciones colosales y es la “Gran Bóveda” su máximo exponente. Con 115 m de largo, 26 de ancho y 25 de alto, quedamos deslumbrados por su magnificencia. El relieve atormentado de la bóveda, su vigorosa concreción y la variedad de formas y colores que adopta la calcita componen un espectáculo grandioso e imponente.

Grutas de Coconá (Coconá caves)

Pasamos a un lado de la “Torre de Babel” y del dedo pidiendo raid, y Juan Carlos nos lleva al mirador donde nos muestra, orgulloso, la joya de esta catedral subterránea: el rostro de Cristo, obra excepcional que se atribuye a la naturaleza, pero que manifiesta la intervención de un hábil escultor anónimo.

Fuente: Mexico Desconocido
Mayo 09, 2011